Más de 233 islas, islotes y rocas, nacidas de volcanes, conforman el archipiélago de Galápagos. Gracias a su aislamiento, y a millones de años de evolución, hoy cuenta con una variedad de ecosistemas prístinos y únicos en el mundo. Esta joya de la naturaleza fue visitada con mucha frecuencia en el siglo XVIII por un sinnúmero de piratas y balleneros, cuyas acciones desencadenaron efectos negativos en los frágiles ecosistemas, los que hasta el día de hoy están siendo restaurados. En 1959 el Estado Ecuatoriano reconoció el altísimo valor ecológico de las islas Galápagos y emitió el decreto ejecutivo N-17, a través del cual se protege esta parte del territorio ecuatoriano, declarando el 97% de la superficie terrestre como Parque Nacional. El archipiélago de Galápagos se ubica en el Océano Pacífico a la altura de la línea ecuatorial, la que pasa por su máxima elevación que es volcán Wolf, situado al norte de la isla Isabela. Tiene una superficie 7.970 kilómetros cuadrados. La isla San Cristóbal, la más oriental del archipiélago, se encuentran a una distancia de 928 kilómetros del cabo de San Lorenzo, en el Ecuador Continental. La isla más grande del archipiélago, con más de la mitad de la superficie total, es Isabela, la cual también es, junto a Fernandina, una de las más jóvenes y dinámicas, pues posee 5 de los 6 volcanes activos que existen. Galápagos es famoso por la biodiversidad de flora y fauna únicas en el mundo, misma que inspiró al naturalista inglés, Charles Darwin, para desarrollar su teoría de la evolución por selección natural de las especies. Este hermoso archipiélago, considerado la capital de la biodiversidad y conservación, está conformado por dos áreas protegidas: Parque Nacional Galápagos y Reserva Marina de Galápagos. En la actualidad, Galápagos aún conserva el 95% de la biodiversidad originalmente registrada, gracias a los esfuerzos ejecutados por el Estado ecuatoriano y otras organizaciones para su protección.