La emisión de gas y las anomalías térmicas se detectaron mediante sistemas satelitales. Así también, los guardaparques emitieron la alerta a la Dirección del Parque Nacional Galápagos.

Las imágenes y videos compartidos en redes sociales confirman la erupción, a través de una fisura circunferencial ubicada en la parte alta del flanco suroriental.

Al ser un evento natural, la Dirección del Parque Nacional Galápagos realizará monitoreos del proceso a fin de registrar los cambios que se produzcan en el ecosistema, puesto que las erupciones forman parte del ciclo natural de las islas e influencian en la particular ecología y biodiversidad que en ellas existe.

Por ahora, los sitios de visita de la isla se mantienen abiertos puesto que este fenómeno no representa una amenaza para el turismo. No se puede predecir con precisión la duración de la erupción, tampoco si alcanzará la orilla del mar, pero según los datos de la deformación del volcán, acumulada desde el último período eruptivo, es probable que la actual erupción sea mayor que las observadas en: 2017, 2018 y 2020.

El MAATE, a través del Parque Nacional Galápagos, mantiene permanente comunicación con el Instituto Geofísico, entidad que realiza la vigilancia sísmica – vulcanológica de los volcanes de las Galápagos así como el seguimiento de su comportamiento.

Manténganse informado por canales oficiales.